Arrepentimiento o Remordimiento

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Mar. 03, 2024

LA NECESIDAD DE ARREPENTIMIENTO Y FE

Hechos 2:38

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Nos acercamos rápidamente a un momento sagrado en nuestro calendario litúrgico: la Semana Santa. Es un tiempo de profunda reflexión, arrepentimiento y celebración del sacrificio redentor de nuestro Señor Jesucristo. Este año, queremos prepararnos de una manera especial, dedicando las próximas tres semanas a preparar nuestros corazones y mentes para esta celebración significativa.

Durante estas tres semanas, vamos a sumergirnos en una serie de prédicas titulada

"Preparándonos para la Semana Santa: Arrepentimiento, Sacrificio y Esperanza en Cristo".

En este viaje espiritual, exploraremos tres aspectos clave de nuestra fe que nos ayudarán a prepararnos adecuadamente para la celebración de la Pasión y Resurrección de Cristo.

Tres dolores que surgen en este proceso:
1. El dolor del arrepentimiento: Al examinar nuestros corazones a la luz de la Palabra de Dios, es posible que nos enfrentemos al doloroso proceso de reconocer nuestros pecados y fallas ante Él. Pero recordemos que este dolor es el primer paso hacia la reconciliación con Dios y el perdón que solo Él puede ofrecer.

2. El dolor del sacrificio: Al contemplar el sacrificio de Jesucristo en la cruz por nuestros pecados, es natural que sintamos un profundo dolor por el precio que Él pagó. Sin embargo, también encontramos consuelo en saber que su sacrificio nos ofrece la redención y la esperanza de una vida transformada en Él.

3. El dolor de la espera: A medida que nos acercamos a la Semana Santa, puede surgir la impaciencia y la ansiedad por experimentar plenamente la celebración de la resurrección de Cristo. Pero recordemos que la espera también es parte del proceso de preparación, y en ella encontramos la oportunidad de renovar nuestra fe y confianza en el poder de Dios para transformar nuestras vidas.

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El Llamado

1. El llamado al arrepentimiento: A través de la predicación de la Palabra de Dios, seremos desafiados a examinar nuestros corazones y a arrepentirnos sinceramente de nuestros pecados, confiando en el perdón y la gracia que solo Cristo puede ofrecer.

El arrepentimiento que se menciona en la Biblia implica un cambio profundo en la mente y el corazón de una persona, llevándola a apartarse del pecado y volverse hacia Dios. En Hechos 2:38, Mateo 3:1 y Marcos 1:4, se destaca la importancia del arrepentimiento como parte del proceso de conversión y perdón de pecados, preparándose así para recibir el Reino de Dios.

Un arrepentimiento genuino produce un cambio de corazón y de mente, llevando a la persona a reconocer su pecado, sentir pesar sincero por haberlo cometido, desear abandonar ese pecado y buscar la reconciliación con Dios y con aquellos a quienes ha dañado. Este cambio de actitud conduce a una transformación en el comportamiento y a una vida más alineada con los principios y valores de Dios. Clasificación

El arrepentimiento puede clasificarse de diversas maneras, pero una de las distinciones comunes es entre el arrepentimiento genuino y el arrepentimiento superficial.

Una persona podría disculparse solo para evitar consecuencias negativas o para mantener una imagen positiva ante los demás, pero en realidad no siente pesar genuino ni tiene la voluntad de corregir su error en el futuro.

En la Biblia encontramos el ejemplo de Caín y Abel.

La historia de Caín y Abel se encuentra en el capítulo 4 del libro del Génesis en la Biblia. Específicamente, puedes encontrar el relato de Caín y Abel en Génesis 4:1-16.

Relacion entre Ofrenda y Arrepentimiento

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Dios Mira con o sin agrado!

Salmo 51:17"Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”.

2 Crónicas 7:14 Dios está hablando a Salomón después de la dedicación del Templo. En la versión Reina-Valera 1960, dice:
"si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra".

Irreverencia

Malaquías 3:8 de la Biblia, donde Dios está hablando al pueblo de Israel a través del profeta Malaquías. En la versión Reina-Valera 1960, dice: "¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas".

"cambiar de opinión".

Muchos entienden el término arrepentimiento como "apartarse del pecado". Arrepentirse del pecado y apartarse de él está relacionado con el arrepentimiento, pero no es el significado preciso de la palabra. En la Biblia, la palabra arrepentirse significa "cambiar de opinión".

La Biblia también nos dice que el verdadero arrepentimiento producirá un cambio de acciones (Lucas 3:8-14; Hechos 3:19). 


La definición bíblica completa de arrepentimiento es un cambio de direccion.

El arrepentimiento significa reconocer que se ha pensado mal en el pasado y proponerse pensar correctamente en el futuro.

El arrepentimiento y la fe se pueden entender como las dos caras de una misma moneda.

Es imposible que deposites tu fe en Jesucristo como Salvador sin que antes cambies de opinión sobre tu pecado y sobre quién es Jesús y lo que ha hecho.

Nadie puede arrepentirse a menos que Dios conceda el arrepentimiento.
La paciencia de Dios nos lleva al arrepentimiento (2 Pedro 3:9), al igual que Su bondad (Romanos 2:4).

El arrepentimiento produce obras.

Una persona que verdaderamente se ha arrepentido de su pecado y ha puesto su fe en Cristo dará evidencia de una vida transformada (2 Corintios 5:17; Gálatas 5:19-23; Santiago 2:14-26).

La historia de Zaqueo.

Era un hombre que engañaba, robaba y vivía espléndidamente de sus ganancias mal habidas, hasta que conoció a Jesús.

"Mira, Señor", dijo Zaqueo. "He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado" (Lucas 19:8).

El arrepentimiento bíblico consiste en cambiar de opinión sobre el pecado: el pecado ya no es algo con lo que se juega, sino algo a lo que hay que renunciar para "huir de la ira venidera" (Mateo 3:7).